Conversaciones de medianoche
- Jota G
- 22 jul 2016
- 1 Min. de lectura

Soy quien dice que si muere de repente ha malgastado su vida, pero todo sigue, porque tiene tiempo todavía.
Quien sueña con el cielo en vez de alzar la vista, quien no lleva reloj porque nunca tiene prisa, nada llega para quien nada espera, nada ansía aquel que nunca sueña.
La ambición es un señuelo: anda corriendo tras ella el mismo que la crea, un juego del pañuelo de eterna carrera hasta hincar la rodilla al suelo, haciendo hueco, creando escuela.
Sabemos de rutinas que ahuyentan al miedo, de esperar pacientes, de marcharnos lento,
¿qué habrá allí arriba cuando mire al cielo? primero la muerte satisfacer sueños, luego.
No.
No, no, ¡no!
Yo quiero ser la ruina de un pozo de deseos, la eterna melodía, el saber de marinero, la concha y la espina del mar y del desierto, la cruz, la mezquita y la fe del ateo.
No distingo entre recapitular y empezar de cero, las promesas no valen nada son presentes de un luego.
Ten miedo, sigue creciendo.
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