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El mejor enemigo.

  • No Name
  • 28 jul 2016
  • 1 Min. de lectura

Parecía que el silencio quería que ella recibiera el sueño estando despierta, que sintiera personalmente qué era eso que llaman dormir.

Así le conoció.

Ella se abrió a él como un libro. Él la leyó en voz baja, la hizo consciente de si misma, descubrió sus secretos y la besó con palabras.

Juntos escribieron en silencio por aquellos que han sido obligados a callar; por aquellos que en la piel tienen huellas imborrables; por aquellos que tienen lágrimas que aunque no se ven, están.

Cuando él descubrió el enorme vacío que ella escondía, todo estuvo perdido. Empezó a quemarle las entrañas.

Ahora, cada vez que apaga la luz, ella le dice al silencio que suba el volumen, que va a doler.

Y duele.

Ahora él, su insomnio, siempre duele.

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Por Distrito Poético.                                                                                                                       Escribe con nosotros

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