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A mar
- No Name
- 22 ago 2016
- 1 Min. de lectura

Ella en un suspiro se vació de brisa. Decían las malas lenguas que ya no sabía a mar. Había tantos barcos hundidos en los que había navegado, que ahora al mal tiempo solo podía ponerle mucha cara.
Ella con el corazón de piedra y él con tendencia a tropezar. Desde el principio, estaban deshechos el uno para el otro.
Él dulce y ella de sal.
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