top of page

Te echo de menos

  • Nómada en el camino
  • 7 sept 2016
  • 1 Min. de lectura

Te echo de menos.

Pero no me malinterpretes,

Echo de menos tu voz,

esa voz que consiguió inexplicablemente,

ser aún más profunda que tus ojos.

Y mira que parecía imposible,

pero es una profundidad que solía llamarme,

que me invitaba a saltar a ella cuando pronunciabas mi nombre,

aun sabiendo que un salto al vacío de ese calibre

suponía el más largo y bonito de los suicidios.

Mira que me lo advertí,

pero mira que me gustaba perderme en ella para encontrarme.

Echo de menos las noches,

las noches en las que hablábamos de todo y de nada al mismo tiempo,

en donde me decías que yo nací entera,

que no me hacía falta ninguna mitad.

Echo de menos esas noches,

porque gracias a ellas descubrí que existe el cielo,

pero también el infierno.

Descubrí que el infierno estaba aquí,

a las dos de la madrugada,

en mi cama y sin ti.

Echo de menos verte.

Verte dormir,

verte comer,

verte reír.

Y ya sé que siempre has sido de azules,

pero contigo el verte se convirtió en mi color favorito.

Echo de menos que me mires como lo hacías,

que me mires cuando me río,

cuando como,

y cuando duermo.

Echo de menos que las miradas coincidan,

y bajar la mirada,

como si fuera la primera vez que me observas,

aunque ambos sabemos que lo hacías a cada rato.

Te echo de menos.

Pero no me malinterpretes,

echo de menos quién solías ser.

Y sobre todo,

echo de menos lo bien que eso me hacía sentir.

Que pena que, después de todo,

después de tanto,

tú me echaras. A secas.

Fue entonces cuando yo te eché,

pero esta vez

te eché de más.

Comments


Por Distrito Poético.                                                                                                                       Escribe con nosotros

bottom of page